12 junio 2007

El WC de piedras

Enviado por: Bulcool.

Nuestro invitado de hoy nos escribió una pequeña y simple anécdota caquística. Nos cuenta que tenía como 15 años y la historia se desarrolla tras un partido de fútbol en Quillota. Sin embargo, su relato tocó un tema no menor para muchos bípedos hablantes que pululan por este planeta, se trata de nada menos que el WC, el ídolo de loza, ese lugar que nos ve hasta nuestras entrañas.

Muchos de nosotros no tenemos problemas en apoyar nuestras asentaderas en cualquier fokin lugar cuando la necesidad tiene cara de hereje. Pero otro porcentaje de seres humanos es en máximo escrupuloso (siempre y cuando la necesidad no tenga cara de hereje jojo) y no entrega su culito a cualquier lugar para sentarse. De ahí se pueden desprender muchos cuentos, como el siguiente.

"Yo era del Pilmahue, equipo de la Digeder. Jugamos con unos huasos de metro 70. El más alto de nosotros era de metro 50, pero ellos eran unos troncos y finalmente ganamos 7-0".

Bueno, no más lata y a lo que vamos: En dicho lugar no habían baños así que tuvimos que bañarnos en un río que corría a unos 150 metros de la cancha.

Luego de la boleta que le propinamos a los huasos el recibimiento fue la raja, senda cazuela de pollo o gallina, quién sabe (¿perciben la diferencia cierto?) y también de Vacuno. Se podía elegir una, pero en la repetición la otra, a eso súmenle las papas cocidas, ensalada chilena, lechuga, etc..

Además le robamos una de tinto a los "tíos", total ya estaban medio guasquiados así que ni cuenta se dieron. Como se imaginarán, con tanto comer y tomar, el estómago pide respiros, en especial el cabezón Pancho, que se caracterizaba por ser el de menos capacidad de contención, no retenía nada.

Como buen chileno Pancho se las ingenió, se alejó unos 100 metros de la cancha donde estabamos. Reunió las piedras más planas que encontró, hizo con ellas un círculo en la tierra, luego otro sobre ese y al final un tercer círculo, con lo que quedó un pintorezco WC de piedra artesanal, muy rústico, casi elegante (el creía ciegamente en la comodidad ante todo).

Bajó sus pantalones, se apoyó cuidadosamente para no destruir su magna obra de arte. Unos instantes después, mientras nosotros sus amigos, cuidabamos el perímetro a unos 10 metros de distancia, procedió a fruncir el ceño y lograr una relajación formidable.

Como siempre pasa en estos casos, uno de los "tíos" encontró una huasita que lo invitó a recorrer el río (como dice mi papá, que es del campo......"y yo me la llevé al rio, pensando que era mozuela......" sólo para viejos). No tuvimos otra opción que activar la alarma, "¡¡¡¡PAAANCHO....VIENE GENTEEEE!!!!" Por lo que Panchito comenzó a arrancar del lugar, ¿se imaginan un gil corriendo agachado, con el poto blanco y un mojón colgando de sus cachetes? yo tengo esa imagen grabada con fuego en mis recuerdos, me acuerdo y me cago de la risa... Panchito y el mojón colgando jajajá.