21 septiembre 2006

Unos de los peores días de mi vida

Enviado por: Anónimo, desde la mismísima España.

Ser enfermo de Crohn no te facilita las cosas, pero yo prefiero tomármelo con filosofía e intento hacer mi vida normal. Mi enfermedad es una inflamación crónica intestinal, por lo que ya se estará imaginando el lector las tremendas cagadas que me tengo que pegar, en ocasiones inoportunamente, pero llegan y hay que evacuarlas.

Cierto día invité a mi novia a cenar en un burguer de barrio, de esos en los que te hinchas a comer por poco precio. La velada fue apasionante. Hablamos todo el rato e hicimos planes para después de los exámenes.

Pues bien, la noche transcurrió sin incidente alguno, lo malo vino después. Llegamos a su pisito de estudiantes y nos acostamos. Nos pusimos manos a la obra y... en fin, de esto no es de lo que tengo que hablar.

Cuando ya me estaba quedando dormido, la barriga empezó a pedir clemencia. Tenía que desalojar las dos hamburguesas y las tres pepsis que me tomé. Intenté aguantar, pero fue imposible. Me veo obligado a levantarme e ir al lavabo. Si no me gusta cagar en waters ajenos es por el tedio que da que me escuchen los peítos, y más si las que van a escuchar son las compañeras de piso de mi novia.

No pude sino intentar cagar lo más insonoramente posible, pero fue imposible. El gas de las pepsis empujaba mi caquita con fuerza, tal escopeta de balines. Cuando noté el gran golpe de mis tripas supe que lo que iba a sonar sería tremendo, y fue tremendo. Un gran ¡¡¡BOMMM!!! diarrético, de esos que se nota que tienes la mierda acuosa, sonó por los noventa metros cuadrados del piso. Tanto que hasta oí risitas provenientes de dos habitaciones y por desgracia no era de la de mi novia. En fin, ya puestos terminé la faena, me limpié y me acosté de nuevo.

La segunda consecuencia maligna de aquella situación llegó por la mañana, cuando entró una de las compañeras de mi novia al lavabo. El tremendo sueño que tenía, aumentado por la tremenda cagada que me dejó descansado y tranquilito, hizo que se me olvidase tirar de la cisterna. Sólo oí un ¡¡¡puajjjj!!! que se le escapó a la chica al oler ese hedor asqueroso. ¡Hostias! me puse rojo bajo la sábana al recordar que no tiré de la cisterna. La chica no dijo nada después, pero supongo que me echó maldiciones.

!Pero esto no es el fin tíos!. Cuando ya las otras dos nenas se fueron a la facultad, aproveché la oportunidad y desparecí de aquel lugar. Mi chica se quedó descansando porque ese día tenía las clases algo más tarde.

A poco andar los gases de la pepsi comenzaron a empujar de nuevo, traté de aguantar los más posible, y justo cuando sólo me faltaban 100 metros para llegar a casa pensé que ya no tendría problemas ¡¡pero me equivoquéeee!!.

A escasos pasos de mi portal veo a un tumulto de gente. Me asomo con curiosidad y con unas cojonudas ganas de cagar, pero tal fue mi sorpresa al ver que un vecino había fallecido y lo estaban bajando por las estrechas escaleras ¡Porque en el bloque de pisos no había ascensor!

¡¡Las tripas se enfurecían por segundos y los de la funeraria no hacían nada por aligerar la faena!! El bar de enfrente cerrado, ningún lugar para cagar. Ni siquiera podía abrirme paso entre la gente para entrar al portal y pedirle un servicio prestado a los vecinos del piso bajo.

Noto que se me calienta demasiado el ano y las tripas quieren escupir rápidamente. Pienso y repienso. Nada... De pronto, y en sólo una fracción de segundos ¡¡¡toda una cagada escurre por mis piernas!!! La única salida, esperar a que el funeral tomase otro camino.

Me fui al parque que había detrás, desierto a las 8 de la mañana, encendí un cigarro y con mucho asco me senté en un banco escondido tras unos matorrales de florecitas amarillas. Pasaron veinte minutos, me asomé al portal con los pantalones manchados y me dispuse a entrar con un olor apestoso que me abrazaba. Subí las escaleras y las pocas personas que quedaban cuchicheando me miraron y algunos rieron. En fin, abrí la puerta, me duché y ahí terminó unos de los peores días de mi vida.

FIN

N. de E.: El texto enviado por nuestro estimado lector español está íntegro. Sólo arreglamos pequeños errores de redacción y ortografía. Espero que sigan colaborando y leyendo nuestro escatológico blog.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Enrikin: increíble tu bló... me re-encanto! ta´la raja.
Saludines.-

J.C.Morgado dijo...

Uff la de no tirar la cadena del WC es clásica y nos hace pasar unas verguenzas ....

Esa es una enfermedad de mierda !!

saludos

Hunter dijo...

Uta madre jajaj ajaja, me ha hecho reir a carcajadas tu blog. Felicitaciones. Quien dijo que la mierda no servía para nada? En este caso sirve para hacer reir jajaj ajaj ajaja. Saludos

Emerson dijo...

Que gracioso.

Y nótese que allá se llama "cisterna".

Bueno, las cagadas quedan en todo el mundo.

Sirena dijo...

Esta historia me angustió, de verdad... ¡No logré reírme!!! Sólo me pregunto ¿por qué será que queremos negar que todos cagamos?

Dario dijo...

Uhh no se si reir o llorar... es una tragi-comedia de las que llegan al alma... y mas encima con la enfermedad de Crohn...
Igual concuerdo con los demas... no tirar la cadena y dejar el "regalo" toda una noche si que es un castigo para la humanidad....

Anónimo dijo...

hostias!

(bacán, bacán :) )

Anónimo dijo...

Deberian de hacer un post sobre las dificultades de cagar, a que hora es la hora mas comun del ir al baño.... y cual es la hora que ustedes piensan que es la mas recomendable para ir al baño. yo por lo menos voy 1 vez cada tres dias al baño y no se si eso es normal y me gusta dejar mi culo bien limpio... tengo temor de dejar el minimo resiudo de liquido fecal...que opinana ustedes me gustaria que siguieran ampliando este blog... uno de los temas que me gustaria es que pasa si se les "corta" cuando cagan y que pasa si despues no pueden seguir y se sienten incomodos? ..... muy buen trabajo chicos sigan asi! desde Nicaragua... saludos.