21 marzo 2006

¡Ay que erís pesado!

Por: Polakín.

Se llamaba Susana. No era necesario que fuese la mujer 10. Tenía de todo, belleza y un cuerpo hermoso. Pero por sobre esas cosas lo que más me agradaba era su carita blanca, su pelo brillante y una voz tierna pero coqueta que me daban ganas de abrazarla y no soltarla más.

Yo no la conocía mucho, sólo había cruzado un par de palabras con ella y siempre fuimos muy simpáticos el uno con el otro.

Cuando la veía afuera o coincidíamos en trayectos camino a casa siempre la saludaba o tiraba alguna talla para hacerme el lindo. Creo que funcionaba bien. Ella y su ropa de colegio con faldita, y yo con el tradicional pantalón gris y chaleco azul. Se veía preciosa de escolar o con ropa de calle. Estaba ilusionado.

Susana era de esas minas tiernuchas, orgullosas de no decir garabatos en público, era inteligente, interesante y de buena familia.

Me gustaba harto y no me avergonzaba mirarla durante varios minutos casi sin pestañear.

Un día la saludé y le pregunté como estaba. Ella accedió a seguir conversando y hablamos durante algunos minutos. Así por un par de semanas que ya no sólo nos saludábamos si no que también conversábamos de tonteras.

Susana siempre reía, siempre tenía su cara llena de felicidad. Eso me atontaba haciendo que yo también riera todo el tiempo que estaba cerca de ella. De verdad parecíamos hueones. A veces yo decía cualquier estupidez para hacerla reír y ella sonreía tierna diciéndome -ay, que erís tonto- o -ay, que erís pesado- mientras coquetamente con su dedo me tocaba el pecho o los brazos. Ahora que lo pienso realmente parecíamos hueones, pareciamos atontados. Comencé a estar cada vez más seguro de que yo le gustaba y veía cerca la posibilidad de que atináramos.

Así fue como en un final de semana en horas de la noche, nos pusimos a conversar en la calle. No debíamos juntarnos con nadie y creo que entendíamos que esa tarde-noche era para nosotros, así que le puse todo el empeño para intentar atinármela ese día.

Lamentablemente las cosas no salieron como lo esperaba. La verdad es que no recuerdo con certeza que cosa graciosa fue la que dije, pero Susana reaccionó con la ya típica sonrisa tierna diciéndome -¡aaay, que erís pesado!- y a la vez metiéndome su dedo índice justo debajo de las costillas, haciendo presión y provocando que se me escapara un ¡sonoro peo!

¡Quedé absorto! El cuerpo se me puso tieso, ¡que desgracia! Claramente el peo no pasó desapercibido. En ese momento quedamos en silencio y yo agobiado le dije que debía irme, así que me despedí apurado y agregué no muy convencido un "nos vemos".

Me fui para la casa muerto de la vergüenza. La escena se repetía en mi cabeza una y otra vez. Al rato siento que buscan, miré escondido por la ventana y vi que era ella. No quería verla, no quería hablarle, y era lógico ya que ¡se me escapó un peo delante de ella! Le pedí a mi mamá que por favor le diga que no iba a salir, que tenía cosas que hacer.

Después de lo ocurrido viví haciéndole el quite a la linda Susana. Al principio me sentí mal, pero luego no me arrepentía de haberme alejado de ella.

Meses después la vi pololeando con el pánfilo del Esteban, y otros meses después la vi embarazada esperando un crío del mismo tarado. Pensé en que ese pude haber sido yo, y no serlo me hizo feliz.

Por eso amigas y amigos, nunca se sientan mal si se les cae un peo en mal momento, recíbanlo con alegría, siéntanse contentos y si pueden hasta celébrenlo. Por algo llegan, por algo salen, siempre sean agradecidos del peíto.

7 comentarios:

Cla dijo...

Triste-alegre la historia, pero linda.

Anónimo dijo...

Ahora entiendo quien se cagaba en la pega... Con todas las historias que has contado, me queda claro que teni un problema de pudrición en el estomago.

Con todo respeto... :)


Bruno

Pavivina dijo...

jajajajaj...eres genial, demasiado, tu humor es sencillamente de los mejores de la web, en serio...

Giro dijo...

Claro, celebrarlo.

Nada que decir, muy buen texto, de verdad que me gusto, no le cambiaria nada.
Felicidades al tarado que lo escribio =)

Seguire revisando el blog.

Pd:La chica que te gusta, siempre, pero siempre, es de buena familia.

Anónimo dijo...

mmmm...
oye, pero ke tipo de pelmaso se averguenza por un peo?????
me gusta la historía...pero no la creo actual.
ahora los locos son super desinibidos...
osea...se pasan por la raja cualkier desatino.
y ni sikiera piden disculpas...
más bien se rien y hacen ke huelas los peos...
jajajaja!
pero a mi me da risa..
es algo tan natural después de todo.
saludos.
claudia.

posteenme si kieren.

www.fotolog.com/claupatton

Unknown dijo...

La wea chistosa me cague de la risa, mi ex pololo era re weno pa tirarse peitoss y ni se arugaba uta k me daba risaaaaa !!! y yo la frunsia nunca ajajjaa

Anónimo dijo...

SOS LOCO