14 marzo 2006

Un verano en la oficina

Por: Enrikín.

Era verano y me quedé una semana sólo en la oficina debido a que era nuevo en el trabajo y los nuevos siempre son víctimas de abusos como estos. Además mi señora se fue a la playa con sus padres y hermanos.

En esas circunstancias aproveché de llamar a viejos amigos de parranda y resultó que dos estaban también de viudos de verano por el trabajo. Nos pusimos de acuerdo y salimos de juerga un día miércoles.

La jornada de alcohol, discotheque, mujeres y remate con comida chatarra fue horrorosa. Al día siguiente mi aspecto era fatal. Tenía mucha sed, dolor de cabeza y me dolían hasta los huesos, además ya estaba atrasado, así que ducha rápida, lavada de dientes y partí al maldito laburo.

Una vez en mi escritorio todo seguía igual. Hasta que comenzaron los retorcijones. La mierda no quería esperar. Partí apretando los cachetes hasta el baño y para mi sorpresa estaba la señora de la limpieza. Me miró con cara de pocos amigos y siguió limpiando.

-Señora, por favor necesito ocupar el baño urgente, el dije.

-Mi horario de limpieza es este y no lo he cambiado en 10 años ¿porqué lo voy a hacer ahora?

-Por favor, le dije dando lástima.

La vieja no pescó y siguió tirando cloro al water. Mientras el mojón ya estaba asomándose. De pronto recordé el baño de mujeres y partí corriendo todo culijunto, cual maricón histérico.

Llego a la puerta y sonrío aliviado, pero al poner la mano en la chapa ¡Horror... la maldita estaba con llave!

Comienzo a entrar en pánico. De pronto recordé que el edificio era de servicios públicos, por lo que había baños en todos los pisos (yo trabajo en el 10).

Los del 9 cerrados. Ya casi no sostenía el mojón en el culo, La sensación era de agobio y desesperación. Bajo al 8, nada. En el 7 nada. Siento que me cago. Freno en las escaleras. En alguna parte escuché que frotarse las rodillas apaciguaba las ganas de cagar. Me apoyé en la paredes y comencé a frotarme. Malditos mitos, parece que fue peor porque salió un maldito peo como mensaje de aviso.

En el piso 6 llegué al baño de hombres y estaba cerrado. En mi desesperación fui al de mujer (lo que no hice en los otros pisos) y ¿qué creen? Siiiiiii, estaba abierto. Miré a todos lados y no había nadie. Entré feliz, me paro al medio a ver si había alguna chica y nada. Cierro por dentro y sólo eran unos paso al water, pero mi esfínter ya había soportado una larga tortura y me cagué en los pantalones.

El mundo se me vino abajo. Pensé un rato y nada, no me quedaba otra que sacarme la ropa y lavar los calzoncillos. Así lo hice, pero el pantalón también había salido afectado. Resignado comienzo a lavar el calzoncillo.

De pronto recuerdo a los amigos de la noche pasada y llamo a uno. No contesta. Intento con el otro y cuento corto, se demoró poco más de una hora en prestarme calzoncillos y pantalones limpios. Además el weón contó mi triste anécdota en la única reunión de ex compañeros a la que asistí. Triste la maldita historia, pero ahora me acuerdo y mejor me río. Nunca más salí a carretear día de semana.

N. del E.: Este relato llegó de un correo anónimo. La anécdota está buena, pero venía mal escrito, así que le hice algunos cambios. Espero que quien la mandó comprenda que lo hago para que nuestros lectores no se aburran con malos textos. Además lo cambié a primera persona por que me parece más cercano al pueblo jojo.

2 comentarios:

Cla dijo...

Jajajaja...
Wenísimo!!!

Está como pa hacer un corto...

... Igual, no sería mala idea... si el Rumpy lo hizo con el chacotero sentimental, pq ustedes con La belleza de cagar?

(salió verso :P )

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJAJA
K WENA

TENIS K ANDAR CON LA PELELA PO


MCV